
María Gómez es periodista y, desde hace un año, también escritora. Se ha estrenado en la ficción con Odio en las manos, un thriller en el que una psicóloga duda acerca de romper su secreto profesional para evitar un crimen. Un debut que le ha hecho merecedora de ser una Tuber en Morella Negra como la trufa y que le ha animado a empezar a escribir una segunda novela.
¿Recuerdas qué fue lo que hizo que desearas convertirte en escritora?
El periodismo y la literatura caminan muy de la mano, así que siempre he estado cerca de esta pasión. Pero probablemente lo que hizo que quisiera lanzarme fue mi pasión por la lectura. Las ganas de querer provocar en otros lo que yo sentía cuando leía libros que me apasionaban. Eso y que siempre he usado la escritura como una forma de terapia y desahogo; tengo libretas y libretas llenas de pensamientos e ideas escritas desde bien pequeña. Un día decidí que quizás era hora de compartirlo con los demás.
¿Cuál es el próximo libro que te mueres por empezar a leer?
Lo que la marea esconde, de María Oruña. Una grandísima escritora de novela negra, a la que admiro mucho y que me fascina. Tengo el libro conmigo desde el verano y todavía no he podido hincarle el diente. Pero me muero de ganas, ¡tiene pintaza! Como todo lo que escribe.
¿Por qué te interesa el género negro?
Me interesan mucho las mentes criminales, la psicología detrás de un suceso. De hecho, es una parte fundamental de mi primera novela, Odio en las manos. Creo que todos, en un momento determinado, seríamos capaces de cometer un crimen, solo que algunos nos quedamos en la frontera de la razón y otros se atreven a cruzarla. Me fascina escarbar en la mente de los personajes, pero también ponerme en la piel de un investigador; jugar a adivinar qué pasará es algo que me encanta cuando leo para divertirme. ¿Y no es ese el principal objetivo cuando nos sentamos a leer?
¿Cómo es tu rutina para escribir y cómo lo compatibilizas con el resto de tu vida?
Me resulta complicado compaginar la escritura ordenada con mi trabajo, ya que es muy cambiante, de mucha adrenalina y requiere sentarse a escribir también; mis secciones en radio o en tele exigen muchas veces documentarme tanto o más que para las novelas… Así que trato de madrugar y aprovechar la primera hora de la mañana, esa en la que estoy muy fresca, para escribir una hora diaria. Spoiler: no siempre lo consigo, dormir me gusta casi tanto como escribir.
¿Eres de las que tienen la estructura de la novela cerrada antes de empezar o el argumento va modificándose a medida que escribes?
Mis novelas son como yo: cambiantes, inquietas y dispuestas a dejarse llevar. Y hablo en plural porque ya he empezado la segunda y se repite la dinámica de la primera. Suelo comenzar con una idea y me gusta explorarla, tomándola como punto de partida. Pero si por el camino encuentro una nueva ruta interesante, no tengo miedo a aventurarme en ella y concederle una oportunidad. Quizá sea defecto de novata, pero no soy de exigirme estructuras muy cerradas, así me siento más libre a la hora de escribir y de crear.
¿Qué pensaste al ser seleccionada como candidata al premio “Tuber Melanosporum” y qué significa para ti estar en un festival como Morella Negra Como la Trufa?
Que se habían equivocado de María Gómez, como no somos pocas… Fuera bromas, me hizo una ilusión TREMENDA que el jurado considerase que Odio en las manos es digna de estar entre las candidatas. Esta primera novela me está dando muchísimas alegrías y ser una “Tuber” es una de las que escribo en mayúsculas.