
Comenzamos la serie de entrevistas a los Tuber de Morella Negra com la trufa 2022 con Eduardo Fernández-López. Aspira a ganar el premio Tuber Melanosporum con La dentellada, una novela negra ambientada en Zamora. Este historiador del Arte y gestor cultural compatibiliza su labor de escritor con el trabajo en la revista Kronos Historia.
¿Recuerdas qué fue lo que hizo que desearas convertirte en escritor?
No tengo conciencia de cuándo fue la primera vez que me senté a intentar contar una historia, supongo que era bastante joven, aunque sí recuerdo que fue en la universidad cuando intenté, por primera vez, escribir algo concreto para participar en un concurso literario. Fue un desastre. El deseo de convertirme en escritor apareció poco a poco, casi inmediatamente después de terminar alguna lectura de las que te dejan rumiando la historia durante días, y se fue afianzando lentamente. Los viajes, las experiencias y la inquietud social me llevaron a lanzarme a intentar cumplir el sueño de escribir historias.
¿Cuál es el próximo libro que te mueres por empezar a leer?
Pues ahora mismo tengo entre mis próximas lecturas Las otras niñas, la última de Santiago Díaz, un viejo conocido del festival, de la que los lectores hablan muy bien. A corto plazo tengo muchas ganas de echarle el guante a Los nombres prestados, la última de Alexis Ravelo que ya está a punto de salir, y también a En el descuento, una obra que seguro va a dar mucho que hablar para bien, a cargo de Jordi Ledesma y José Ángel Mañas. Y siempre estoy a la espera de la siguiente de Antonio Muñoz Molina.
¿Por qué te interesa el género negro?
Llegué al género negro por mediación de la novela social y a ésta por mis estudios de Historia. Creo que son vasos comunicantes. El género negro siempre me ha parecido un espejo maravilloso en el que se refleja una parte de la sociedad que los libros de Historia no son capaces de recoger en un primer momento como ocurre, por ejemplo, en el caso de países bajo gobiernos totalitarios. En el género negro he sido capaz de encontrar grandes análisis sociales de esos momentos delicados que los libros de Historia no han sido capaces de recoger hasta años después.
¿Cómo es tu rutina para escribir y cómo la compatibilizas con el resto de tu vida?
La lectura y la escritura son partes importantes de mi vida. Al pertenecer y trabajar en un grupo de investigación histórica de la universidad ambas tareas estructuran mi día a día, por lo que su rutina la tengo bastante asimilada. Eso sí, diferencio bien el tiempo dedicado a la escritura histórica y a la literaria, reservando las tardes para cuando tengo una novela en proceso. Cuando esto ocurre, escribo y corrijo todos los días hasta tener el borrador terminado, me vuelvo un poco ermitaño.
¿Eres de los que tienen la estructura de la novela cerrada antes de empezar o el argumento va modificándose a medida que escribes?
Soy de los que tienen una estructura trazada en papel para escribir el primer borrador, aunque no soy de respetarla demasiado. Normalmente tengo claro que ciertas cosas, escenas, personajes son inamovibles, pero a la hora de la escritura van apareciendo nuevas escenas, nuevos personajes, con mayor o menor importancia, que van enriqueciendo la idea inicial y que se van quedando. En el segundo borrador sí que soy más de respetar lo ya escrito, salvo en mínimas ocasiones, y solo me dedico a pulir el texto y hacer más creíbles escenarios y personajes. El tercer borrador es para abrillantar los diálogos.
¿Qué pensaste al ser seleccionado como candidato al premio “Tuber Melanosporum” y qué significa para ti estar en un festival como Morella Negra Com la trufa?
Lo primero fue incredulidad. Que mi novela hubiera llegado a ser seleccionada por un festival como Morella Negra com la trufa como candidata a su premio, no era algo que pudiera esperarme cuando la novela salió publicada. Después, vino la alegría y, por supuesto, el agradecimiento al equipo del festival por darme la oportunidad de estar en Morella Negra. Va a ser mi primer festival como autor, después de acudir a muchos como lector entusiasta, y eso es algo que siempre me va a acompañar, por lo que Morella Negra ya es un antes y un después en mi vida.