Isidro Garrido en la seva primera novel·la «Crimenes del Matarranya» trasllada al brigada de la guàrdia Civil Silva a Valderrobres per col·laborar en la resolució d’un assassinat. Durant la recerca Silva viatjarà a Morella on també ha aparegut un home assassinat. En la seva visita a Morella, Silva coneixerà la curiosa història que tots alguna vegada hem sentit de com els morellans van descobrir la riquesa que amagaven els seus boscos.
«….según cuentan, todo empezó allá por los años cincuenta, un día en que aparecieron por aquí un par de cazadores. Venían de Cataluña dispuestos a cazar unos cuantos jabalís y traían dos hermosos perros. Buscaron una fonda dónde hospedarse y le dijeron al patrón que no se preocupara de la limpieza de la habitación, que ellos no sabían a qué horas saldrían a cazar y harían un horario un poco raro……..Pero la mujer del propietario, que por cierto, estaba embarazada, empezó a mosquearse. Le entró la manía de que aquella habitación cada día olía peor……tanto insistió la mujer, que al propietario de la fonda no le quedó otro remedio que abrir la puerta…….Lo que guardaban debajo de las camas no eran jabalís ni otros animales muertos, son kilos y kilos de trufas…»