Foto: Nines Mínguez
Isabel Arranz ha debutado en la literatura con 59 años, aunque en su vida profesional siempre se ha dedicado siempre a contar historias. No en vano, es periodista, guionista y autora teatral. Ha robado horas a su intensa labor en programas de televisión para escribir Sin reglas, una novela que arranca con el brutal asesinato de una exitosa presentadora de televisión de difícil carácter. Lola Vergara es la inspectora jefa de la Brigada de Homicidios que se encargará de la investigación.
¿Recuerdas cuál fue el libro o autor que hizo que desearas convertirte en escritor?
Han sido varios y en diferentes épocas de mi vida: El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez; La casa de los espíritus de Isabel Allende; El corazón helado de Almudena Grandes y muchos más… Cada uno me empujó un poquito.
¿Cuál es próximo libro que te mueres por empezar a leer?
La amiga estupenda, de la saga Dos amigas de Elena Ferrante. Empezaré en cuanto acabe Patria, de Fernando Aramburu.
¿Por qué te interesa el género negro?
Porque me crie viendo cine en blanco y negro con pelis maravillosas que eran adaptaciones de novelas escritas por los grandes del género “policíaco” que se decía entonces como Dashiell Hammet o Raymond Chandler. Después de ver la peli, normalmente leía la novela. Entonces tenía más tiempo que ahora…
¿Cómo es tu rutina para escribir y cómo lo compatibilizas con el resto de tu vida?
Mi rutina es complicada ya que me gano la vida trabajando horas y horas en un programa de televisión. Así que, cuando acaba mi jornada laboral “pagada”, me pego una ducha calentita y me pongo a teclear hasta las tantas de la madrugada. Los fines de semana suelen ser los más productivos, aunque esté la familia metiendo ruido. Pero para eso están los cascos con jazz a toda pastilla.
¿Eres de los que tienen la estructura de la novela cerrada antes de empezar o el argumento va modificándose a medida que escribes?
Tengo en mi cabeza la estructura, las tramas, los personajes y, si me apuráis, hasta el final, pero la cosa se complica según la voy desarrollando porque los personajes van por libre y me arrastran por donde les da la gana. Y a mí no me queda más remedio que seguirles el ritmo.
¿Cómo te ha afectado a nivel creativo este año de crisis sanitaria y cultural?
A nivel creativo prácticamente nada. Mi cabeza sigue bullendo e inventando historias. Aunque es cierto que hay cosas que no se viven igual con y sin mascarilla. Tendré que acabar adaptando las tramas a la “nueva normalidad” que, según parece, acabará siendo la “normalidad normal”.
¿Qué pensaste al ser seleccionado como candidato al premio “Tuber Melanosporum” y qué significa para ti estar en un festival como Morella Negra Como La Trufa?
Recuerdo que cuando me llamó el Comisario García me hizo una ilusión tremenda, como si fuera una niña en la noche de Reyes. ¡No me lo podía creer! Tened en cuenta que presenté Sin reglas un 6 de marzo y el 14 se declaró el Estado de Alarma. No hubo tiempo para promocionarla. El Covid había acabado con mi ilusión de escritora novata y de repente… esa llamada. ¡Madre mía! Fue como un buen trago de agua fresca después de una travesía por el desierto. El hecho de ser finalista, y no lo digo como una frase hecha, me llena de alegría y satisfacción. Saber que un festival como Morella Negra Com la Trufa ha valorado esta novela que se quedó varada como la vida misma por culpa del bicho es un auténtico honor. ¡De verdad! Lo que echaré de menos, conforme va la pandemia, es poder vivir el festival en toda su plenitud. Pero bueno, cuando pase esto, iré como público…