La noticia nos cayó como una losa. Después de toda la alegría y cariño que disfrutamos en Valencia Negra, el lunes uno de sus directores nos hizo llegar la noticia del “Faro De Vigo” “El escritor Domingo Villar ingresado en estado muy grave”. Toda la luminosidad del mar Mediterráneo se fue apagando, las noticias que nos llegaban de sus amistades próximas eran pesimistas. Hoy la oscuridad lo envuelve todo, Domingo Villar ha muerto.
Como tantas cosas, la librería Negra y Criminal nos dio a conocer a Domingo Villar, en un Sant Jordi de hace muchos años, cuando Paco y Montse todavía sacaban su tienda a la calle, al principio de la Rambla. Dejamos que nos aconsejaran, Montse sin ninguna duda nos aconsejó “La playa de los ahogados”, el segundo libro del escritor que tenía a su lado, Domingo nos lo firmó, con calma, casi con timidez. Montse tenía razón, era un gran escritor, rápidamente fuimos a comprar su primer libro «Ojos de Agua», luego tuvimos que esperar para tener en nuestras manos “El último barco”. Cada lectura te envolvía y sin darte cuenta te transportaba a su Galicia, a los muelles de pescadores de las rías gallegas o a la escuela de oficios de Vigo. En los encuentros fugaces y esporádicos que habíamos tenido con Villar durante todo este tiempo prácticamente veíamos en él a su Leo Caldas, pues transmitía la misma calma, la misma paz, la sensación de ser una persona sosegada.
Este mes de febrero, en la última edición de Morella Negra Com la Trufa, tuvimos la ansiada presencia de Domingo en nuestro festival. A pesar de que, por motivos familiares, lo que tenía que haber sido un completo fin de semana con nosotros al final se quedó en 24 horas pudim os descubrir y disfrutar del verdadero Domingo Villar, una persona vital, curiosa, divertida y apasionada; interesado por todo y aportando su justificada y serena opinión. Fue un vendaval amable que pasó por Morella Negra dejando su huella.
En la mesa que compartió con Alicia Giménez Barlett nos dejó esta reflexión sobre la literatura frente al mundo audiovisual: “en las series somos espectadores, la literatura ofrece unas recompensas maravillosas, pero tiene un exigencia grande, para ser lector y vivir la vida prestada que te ofrece un libro tienes que ser espectador, pero también actor, y ser actor exige crear un universo que el escritor ha dejado a medias para que tú lo completes, y esto exige esfuerzo…” “.. tenemos que hacer entender a la gente que viene detrás que leer es maravilloso, que es vivir una vida prestada, que es vivir..sentir..doler.. enamorarse.. temer por otros… leer no es un esfuerzo baldío”.
El adiós de Domingo nos llena de tristeza y nos hace guardar con fuerza los momentos que compartimos con él. Nos quedan sus libros, a los que volveremos para disfrutar una vez más de los caminos y mares de Galicia por los que nos lleva Leo Caldas. Nuestras manos también acogerán “Algunos Cuentos Completos” que recitaremos en voz alta en recuerdo de nuestro querido Domingo Villar.